martes, 3 de diciembre de 2002

Analfabetismos

El analfabetismo suele ser suficiente motivo para que la persona que se vea afectada por este calificativo sea excluido, en mayor o en menor grado, del motor de la sociedad. Y no sin cierta razón, ya que vivimos en una sociedad marcadamente orientada hacia la información, una persona que no sepa leer o escribir en el lenguaje de sus coterráneos será incapáz de adquirir o manejar los conocimientos mínimos esenciales para su desarrollo y funcionamiento social. De hecho, este calificativo (analfabeto) es utilizado de forma peyorativa... como una herramienta de descalificación u ofensa.

¿Y qué es lo primero que viene a nuestras mentes ante esta palabra? Pues la cifra que esgrimen algunos países para indicar lo bien que sus respectivos regímenes manejan la educación, o esa importante porción de la humanidad que es incapaz de leer cualquier material impreso o escribir una simple epístola. Demás esta decir que es increíble que, en los albores del siglo XXI, aún existan grupos de personas, en el más puro sentido de la palabra, analfabetas.

Pero debemos considerar que existen otras formas de "analfabetismo". Sito como ejemplo el "analfabetismo digital" (refiriéndome con "digital" a lo que se relacione directamente con el pulsar botones) ¿Cuántas persona al llamar un ascensor (elevador) no presionan ambos botones? ¿Será que no tienen la idea de lo que es solicitar el ascensor para "subir" o para "bajar"? y que me dicen de los teléfonos públicos ¿De dónde surgió la extraña idea de que variar la velocidad de "discado" (marcado) de un número telefónico garantiza o frustra la conexión? Ni que decir de los "cajeros automáticos", teléfonos "celulares" (móviles) y (¡Horror!) las computadoras (ordenadores) personales.

En todos estos casos, las personas que se ven afectadas por el "analfabetismo digital" están en marcada desventaja en relación a otras personas que si dominan, o por lo menos conviven dignamente, con la cultura digital.

En países como Holanda, se imparten los llamados "cursos de botones", en los cuales se intenta subsanar este tipo de deficiencias. Explicando a los participantes (créanlo o no) el uso de diferentes aparatos electrónicos de uso "común"

Y cuando hablo de uso "común" no puedo menos que pensar que esto es un eufemismo... ¿cómo se puede hablar de un equipo de uso "común" si tenemos que acudir a un especialista para que nos explique el funcionamiento? Claro, esto puede ser un poco motivado por el "síndrome del profesional" (indudablemente, esto último es un invento mío) en el cual el diseñador, constructor, ensamblador o programador supone que todos deben ver igual de fácil que él, los arcanos del funcionamiento de su creación. ¿Creen que estoy exagerando? Piensen cuantas personas pueden programar algo tan común como sus video grabadoras sin ningún inconveniente, o manejan todas las funciones de sus calculadoras de mano... y esto sería un largo etcétera.

Estos "analfabetos", definitivamente merecen toda nuestra ayuda y consideración, pues los mismos no solo están en franca desventaja para incorporarse en la maquinaria social, sino que (aunque suene cruel) entorpecen el desarrollo social.

Ahora bien, la lucha contra el analfabetismo (de cualquier "tipo") siempre ha estado en nuestras manos, queramos o no. Desde el principio, los humanos han ido acumulando una conciencia colectiva, que no es otra cosa que el compartir saberes y conocimientos entre humanos, entre generaciones y culturas. No olvidemos que nuestros conocimientos actuales, son el cúmulo de conocimientos de miles de personas a lo largo de la historia de la humanidad y de todas partes de nuestro planeta... pero esto último, será material para un nuevo artículo.

No hay comentarios: